No hay dos sin tres

Tercera semana. Atardeceres que hablan. Mi amiga Carmela y sus humanos. Wiñoy xipantu.


"Me bastó dar un paso dentro de la muralla
 para verla en toda su grandeza
 a la luz malva de las seis de la tarde, 
y no pude reprimir el sentimiento de
 haber vuelto a nacer". 

Como las propias palabras no me alcanzan para contar en letras lo que los atardeceres en el lago me provocan, le robo sus dichos al gran Gabriel García Márquez. Claro que él se refería Cartagena y desconozco si tuvo el placer de conocer el lago Nahuel Huapi, pero el sentimiento es el mismo. El de volver a nacer. El de ver en ese sol que cae la nueva vida que elegí. Y será que en cada texto que me llega, alguien tiene algo para decirme, o tiene algo para decir por mí, como mi tan citado Chris Mc Candless, que desde la más tierna sencillez, excribió "Sólo tienes que salir y hacerlo. Así de simple. Sentirás una gran alegría por haber emprendido un nuevo camino". No importa si es lejos o cerca, el propio camino siempre va a ser el correcto. 

Domingo 19/06
Para mi Dios es mi viejo
Siempre pienso en esos "días de..." inventados para fomentar el comerio, y a la vez me digo a mí misma que no es tan malo tener un día para homenajear. Este fue mi primer día del padre, con mi papá a la distancia, es cierto que con la tecnología los kilómetros se acortan y te hacen sentir cómo si estuvieses ahí con esa persona que querés. Pero el "cómo" es la clave, lo llamé, y lo mimé en cuanta red social se me cruzó, pero no estaba ahí para abrazarlo y para agradecerle por "bancarme en esta", esta locura de largar todo lo propio de una vida que no me era propia. El siempre que tenía que retarme de chica decía "vos no tenés norte". Y tenía razón, mi brújula siempre apuntó al sur y así fue como al anunciarle la noticia de que me venía siguiendo mi propia brújula, entre lágrimas me dijo "está bien hija, los caminos hay que andarlos". Porque él me dió media vida y la libertad de vivirla como quiero. Mi domingo no fue en familia, pero no quiero que mi complejo de edipo a la distancia los haga creer que no disfruté del día. 
Me desperté temprano, revisé la listita de lugares y decidí tachar Colonia Suiza. Queda a 25 km del centro de Bariloche, protegida por el bello Cerro López. Llegas con el colectivo 20 sobre Bustillo, en combinación con el 10 que te deja ahí adentro. Como su nombre lo indica, allí viven familias descedientes de los primeros Suizos que llegaron a la patagonia al rededor del 1900. Los domingos y miércoles allí preparan curanto, que es una comida originaria de chile, que cruzó la cordillera a manos de la familia Goye y se transformó en la principal atracción junto con la feria de artesanos. No comí curanto como era de esperarse,  si no que mi almuerzo constó de una hamburguesa vegana acompañada de una cervecita que elaboran artesanalmente allí con sello "Colonia Suiza". El López a eso de las tres de la tarde se robó todo el sol con lo cual comencé a congelarme. Soy una persona híper solar y confieso que acá en Bari me volvi casí fososintética, se oculta el Inti y me dan ganas de ir a casita a guardarme hasta que nos encontremos de nuevo. De regalito a Papá le traje un Vino de frutos rojos, que hace algunos años ya había probado y sólo se vende allí.
Por suerte antes de morir de congelamiento, El Wray y Euge, mis papás adoptivos, me rescataron mientras estaba en una curiosa posición fetal conservando el calor de mis órganos vitales. Suena exagerado, y eso que no me vieron... 

Lunes 20
El oeste los cría y ellos se amontonan
Como los amigos de mis amigos son amigos, y el lejano Oeste nos hermana a todos, el día de la bandera lo disfruté mateando con Nico, un ser que trajo mi amigo El Zombie Leonardo, mientras veíamos el atardecer en playa bonita, la cual le hace honor a su nombre, momento que él, decidió musicalizar con "Té para tres". Gustavo, siempre Gustavo ahí en el medio. 

Martes 21
El día que me atacó un drone
Comencé mi día dando vueltas por el centro, haciendo las típicas cosas que se hacen en una ciudad con la diferencia de que en cada esquina se asoma el lago y las montañas que lo custodian recubiertas de una fina capa de azúcar impalpable. Por más poética que suene la imágen de la cima blanca, de poético no tiene nada. La pachamama es caprichosa e invencible. Se respira ansiedad en toda la ciudad, la economía tambalea sobre una nieve que no cae. Cada semana nos ilusionamos con un pronóstico extendido que nos augura los benditos copos para dentro de cuatro días. Cuatro días que se hacen presentes con un sol digno de una miami beach. Los turistas extranjeron llegan preguntando dónde pueden esquiar y las respuestas les pinchan el globo. Celosos de las nevadas que recibieron en Mendoza, contestamos que el cerro todavía no abrió. Y una semana más todo se posterga. En vilo por esos anhelados fractales que se hacen desear y mucho. 
Esta vez los mates los cebó, Martín, un simpático científico loco que conocí en el aeropuerto y al cual siempre voy a reprocharle haberme despreciado "Poesía Cirquera" tras haber alardeado  de su "Manifiesto Comunista". Me hizo compañia hasta que la batiseñal me devolvió al hostel un par de horas después. Espero que nuestra riña literaria no termine y pueda disfrutar de otro round nerd en estos días con mi nuevo amigo.

Miércoles 22
Llueve, siento que llueve
Creo que desde que llegué no registré ni un día nublado. Mi idea era pasar la tarde en el Cerro Otto con mi hermana que vendría de visita, el cual todavía no conozco y la misma que me va corriendo la fecha de llegada. Pero apareció la lluvia y además de alegría, pensando que se viene la nieve, me trajo unas ganas de hibernar terribles. Lejos de un día interesante, hice mucha fiaca y meti siesta olimpica hasta vaya a saber uno qué hora.

Jueves 23
Si decido quedarme 
Me pasé el día viendo avisos de trabajos, así que me decidí a empezar la búsqueda laboral porque si decido quedarme, como se titula la película que no vi nunca, de algo tengo que vivir y "dijo Lo dijo la chica que te dijo que no, no se puede vivir del amor". Vamos  a apelar al universo y a la imaginación para ver qué sale.

Viernes 24
Feliz año nuevo
No todas las creencias celebran el año nuevo el 31 de diciembre, y este es el caso de nuestros mapuches. Desde que estoy acá, me propuse aprender más sobre ellos, sobre la "gente de la tierra". Es raro decir "ellos" como un otro, como algo que es ajeno a mí porque yo también soy parte de la tierra, de esta misma tierra, de la mapu. Desde la noche del 23 de junio hasta la salida del nuevo sol la mañana del 24 se celebra el wiñoy xipantu, el año nuevo mapuche o mejor dicho la despedida del que se fue. Desde el 21, solsticio de invierno, hasta el 25, la naturaleza según esta creencia, se modifica, se renueva lo cual involucra a todo lo que este sobre ella. 
Al empezar a masticar mi partida de Buenos Aires, me propuse esperar al nuevo año y no irme a "mitad" como mi creencia europea me contaba, sin saber que estaba llegando para el comienzo de un nuevo año. 
Sin saberlo comencé el año rodeada de amigos, Santi, quien se encargó de decorar la piedra lunar que mi hermana Coky me regaló antes de irme, Carmela, una perrita tan mimosa como gruñona, y Fonzo, un amigo mexicano que me dió hambre contandome sobre manjares típicos que no vendrían nada mal con este frío. Por suerte mis amigos nuevos, además de copadísimos, son artesanos, siempre es bueno rodearse de mentes creativas y de un can feroz como Carmela que nos protege. 

Sábado 25
Mi día recién comienza y pinta tranquilo. Probablemente me pase a matear al centro con Carmela y compañia, y a esperar la llegada de mi primera visita, que confirmó para el día de mañana y a la cual le llene la valija.

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