(No) Me verás volver

30 Julio - 13 Ago
Cerca, Ituzaingó siempre estuvo cerca. Tener de hermanos a los amigos. Dos lagos de siete. Despedidas.



AGOSTO
Lunes 1 
Cerca de cumplir mis dos meses en Bariloche, Delfina, (que más que ser la "del fin" es la "del comienzo"), me invitó a leer poesía al Encuentro de Poesía en Culturica. La consigna era leer poesía propia y sí, me animé a sacar todo lo que mi otro blog Ficciones de Gamuza, tiene guardado hace años y a estrenar lo nuevo que el sur trajo a mí.
Mi debut coincide con mis dos meses acá. El día 4 veremos que pasa.

Martes 2
Para hoy alquilamos un auto y decidimos hacer el recorrido a Villa Traful. Encarando el camino nos avisaron que había un corte, así que hicimos al revés, y primero encaramos para Villa la Angostura.
El centro de la ciudad vecina a mi  no me gusta, pero pasada mi amada estepa patagónica, es increíble cómo cambia el paisaje de Río Negro a Neuquén. Por fuera del auto nos encontrábamos envueltos en postales, por dentro un recital de Marama y Rombai compitiendo por cualquier cosa que agarrase la radio y podamos cantar. Extrañaba eso: reirme de nada, con la complicidad que la vida nos supo dar. Fuimos a Bahía Manzano, sacamos muchas fotos, bah, la fotógrafa oficial del equipo Coky, se encargó de inmortalizar cada momento. Después pasamos por el punto panorámico que está a unas cuadras, y ya  nos fuimos (cantando Turf a los gritos), para el lado de Villa Traful. En el camino vi un ternero por primera vez al grito de "una vaca bebéeeee". Me pueden los animales, perdón por mi ignorancia pero donde me críe solo hay crías de perros, gatos y humanos. El camino estaba todo embarrado y lleno de pozos, lo cual entusiasmó al piloto quien se encargó de hacernos sentir en un samba en cada oportunidad. La pasamos muy bien.. bueno, Coky no. Lo pueden ver en este video.
Jugamos con la nieve del camin
o, y muertos de frío llegamos a Traful.
Mi anterior visita fue en 2010, me dió la impresión de que creció "bastante", pero poca bola le di, estaba mas concentrada en reirme de la pelea por quien bajaba antes del auto para ir a evacuar los litros de mate que tomamos en viaje.
Las playitas que dan al lago Traful, son alucinantes. y más con tan buena compañía. Se sabe que si es con amigos siempre digo que si, sin importar a dónde vayamos.

Miércoles 3
Mis visitantes se fueron a Puerto Pañuelo mientras me quedé en casa. De tarde mateamos y nos fuimos para La Cruz, a tomar nuestra cerveza de despedida. Última noche de Coky y Joni. Una semana sin noción del tiempo. Si pudiese detendría el tiempo  en ese vaso de cerveza para siempre. Las despedidas son muy duras. Los que se van retoman sus vidas, pero yo me quedo acá. Me quedo porque lo elijo, pero no deja de angustiarme la idea de que por un tiempo largo no voy a volver a verlos. Las amistades no se hacen de un día para otro y tampoco puedo pretender convertir Bariloche en un anexo de mi barrio,  eso está claro, pero no pierdo la esperanza de que algún loco decida seguirme.

Jueves 4
Haciéndome la fuerte despedí a Coky y Joni pero cuando se fueron no pude evitar romper en llanto. Cada vez que pienso en mis amigos me invade la frase "La felicidad es completa solo si es compartida", y aunque sé que a la distancia la comparten, nunca va a ser lo mismo. Los necesito en cada momento feliz más que nunca. Estas visitas fueron una dosis de amistad que me dio empuje para seguir adelante. No tengo palabras para describir la sensación que me provoca saber que rompieron el chanchito, me engañaron y se vinieron hasta acá a compartir una semana conmigo, a conocer mis nuevos lugares, a estar, simplemente estar  de la manera que estábamos allá.
Parecía a propósito que el clima llore conmigo. Despedí a mis amigos con sol y al rato se largo una lluvia que me acompañó hasta que Sol volvió a casa. El hecho de que ella viaje el sábado suavizó un poco la despedida.
Ya de noche, cambiada y lista, acompañada de Sol, que hizo un esfuerzo sobrehumano por acompañarme y no morir de sobredosis de hippies, fui a Culturica a el Encuentro Activo de Poesía Oral a leer mi propia poesía,  que titulé "Primera nevada" en un obvio homenaje climático:


"Cuándo la atmósfera estalla en mi plumas solo pienso en bailar
desacomodarlas, interrumpir su quietud con desorden
Desgarrar ese colchón incoloro, que no es más que agua bendecida por el frío
Romper las estrellas que caen en espiral, un poco ignorando la gravedad y un poco por capricho
Caen porque quieren, desde el cielo, juntarse con sus estrellas hermanas...
Para luego volver a ser agua
Agua que corre, que alimenta lago, ríos
Volver al ciclo donde todo empezó alguna vez, como blanca quietud
Cambiando todo, hasta el sonido del silencio"

No veo la hora de volver a leer poesía.

Sábado 6
Si el lago no va a Mahoma, los amigos vienen de vacaciones
Con Sol y Steve (Steve llegó al hostel sólo, de vacaciones y llamandose Alan, pero todo cambió y lo rebautizamos en un ritual de bienvenida), nos fuimos al bosque de arrayanes que queda cerca del Llao Llao, charlas de la vida, de paisajes y demás, llegó mi hora de volver y ellos quedaron disfrutando de playa bonita. Ya en casa, sola, empecé a encontrarme de nuevo con la soledad, pero no me desanimé. Cada vez que miro por la ventana me digo a mí misma "No puedo imaginar mi vida sin el lago". No puedo, me angustia la idea de mirar más allá y que no haya ninguna montaña que me interrumpa.
 ¿Les cuento un secreto? Para sobrevivir al día  a día porteño y llano por donde se lo mire, imaginaba que las nubes que se veían a lo lejos desde la autopista eran montañas. Me mentía a mí misma con que ahí estaban, pero no. Ahora son de verdad. Montañas de sueños, de ganas de quedarme. No me acuerdo cómo era el horizonte sin ellas.

Domingo 7
Madrugué y eso no pasaba hace dos meses.
Por un segundo cuando sonó el despertador seis y media sentí que me estaba despertando para ir a trabajar. Creo que fue el peor momento de confusión que recuerdo. Me asusté. Hasta que vi a Sol, y entendí todo. Nos fuimos para el aeropuerto emponchadísimas. Afuera había una humedad digna de Baires que por suerte duró poco.
Ya en el aeropuerto, esperamos a que todo resucite y nos fuimos a desayunar mirando los aviones. Charlando, riéndonos, recordando anécdotas, el tiempo pasó y llegó la hora... quiero hacerles saber que mientras escribo esto se me hace un nudo la garganta y se me pone la piel de gallina.
Si, llamaban para embarcar.
No, no podía ser cierto, pero sí. Sol se tenía que ir.
Nos abrazamos llorando y soltó un "¿Por qué te tuviste que ir tan lejos?", que jamás podría interpretar como reproche porque Sol fue la primera que me bancó. pero entendí el dolor de la despedida.
Sol, no sé por qué. Yo misma me pregunto por qué estoy tan lejos de ustedes.
Las no ganas de separarnos hicieron que rompa las reglas (Fuck the police!) y la acompañe hasta donde están los detectores de metales. Y ahí si. Aguantandome las ganas de llorar, le desee un buen viaje con una sonrisa.
Sol se fue, y baje las escaleras llorando. Quiero con toda mi alma que se queden, pero no puedo arrastrar a nadie a mi sueño, eso me lo repito porque a veces me olvido.
Mientras esperaba el colectivo en el aeropuerto, retrocedí mentalmente al día en qué llegué. Hace dos meses y tres días, que estaba ahí, en un día soleado a eso de las tres de la tarde, sintiendo que no entendía nada de lo que estaba pasando, pero algo muy adentro me decía que  nada podía salir mal.

Volví a casa y tuve el primer domingo con gusto a domingo. Lluvioso, solitario, triste y desperdiciado en media película que no vi y cuatro horas de siesta. Lo llamo "Depresión post visitas" y me está tocando seguido. 


Lunes 8
"Y abuelo mirame, mira como he crecido 
sigo siendo tu niña, sigo tu camino 
todo lo que tengo te lo debo a ti, 
y abuelo mirame y escucha mi canción 
vengo a darte mil besos y mi corazón 
Nunca yo olvidaré que eres la luz 
que a mí me guía, y cada día
me doy cuenta que me quieres de verdad."
Abuelo, María Carrasco. 

Sola como loco malo. Lo peor de los días de sol es que nadie quiere disfrutarlo conmigo. Pasé la tarde aburrida, me propuse lograr que Bolivia tomara mates y hablase, pero no tuve éxito.

 Me sentí triste, extrañé a mis abuelos, escuché chamamé.
 El chamamé a la distancia me hace llorar.
Pensé en las tortas fritas de mi abuela: ella amasa mientras él lucha con algún motor en su taller, al ritmo de Los Alonsitos o Tarrago Ros. Un CD viejo que suena y vuelve a sonar, mientras tomamos el quinto termo de mate mirando el ciruelo que floreció precózmente en agosto. Ese ciruelo al que "todos los nietos se subieron" incluída mi gata. Ciruelo que fue casa del árbol, caballo y auto de carreras. Ya viejito y maltrecho, lo rodean algunos postes de madera que lo ayudan a sostener los pesados años.

Pude hablar con mis abuelos, contarles que no, que no tengo novio, y que no, tampoco paso frío. 
- Si, abuela estoy comiendo bien. No abuela, no estoy pasando frío, ya te dije. Si, abuela, como bien porque hago el guiso que vos me enseñaste. Si abuela estoy segura, no tengo novio, no abuela nadie, ningun filito. Si, abuela, si necesito algo te pido. No abuela, otra vez, ya te dije que no tengo novio ni frío ni hambre. Bueno abuela, yo también estoy tomando mates, no llores abuela, yo también los extraño, sé que están viejitos, pero estoy bien. Acá no tengo miedo abuela, acá nadie me apura y el lago es hermoso. Si abuela, ya vas a venir a pasear y vamos a tomar mates acá, en el lago. Si abuela me acuerdo de cuando era chiquita y caminaba por el patio agarrada de tu mano. Ahora crecí abuela, y ya no camino por el fondo de tu casa, ahora camino por la vida, pero quedate tranquila abuela que nunca voy a soltarte la mano.

Martes 9
Bolsón. No juzgues a un hippie por su portada.
Nunca me había gustado Bolsón, pero necesitaba irme de Bariloche. Sí, ya vivo acá y empiezo a necesitar cambiar de aire, lo bueno es que no requiero alejarme mucho para volver a sentirme en viaje.
Mientras estaba en el micro escuché hablar a un señor con el chofer, del caso del policía desaparecido de apellido Muñoz y de que hay escuelas donde las clases son rotativas por falta de gas. Caí en que hace mucho no leo las noticias, y recordé cuando alguien dijo "si un arbol cae en el bosque y nadie lo escucha, ¿el árbol cae de todos modos?". Si, el árbol cae, y que yo este apartada del mundo no significa que el mundo no siga girando. Mi cambio, mi decisión de alejarme de lo que mehacía mal no significa que no pasen cosas malas en el mundo. Esa charla de peluquería me hizo sentir que tengo que caer en la realidad, y empezar a enterarme más noticias de donde ahora vivo. Porque la belleza del lago no es lo único que tengo que amar. Si quiero formar parte, tengo que formar parte.

Ya en Bolsón, m destino fue La Casona de Odile, días antes tuve el agrado de conocer a Evelyn y Thiago, una pareja de brasileros que están allá hace 5 meses y con quien intercambiamos libros, pero primero hice una parada técnica por una cerveza y comida vegetariana, estos hippies si que saben de eso.
Dando vueltas por la feria, encontré a un señor que vendía cuadros con ojos, muy buenos, y me dijo que vaya a ver a su hijo Mauricio, a la oficina de montaña. Eso hice, y mi nuevo amigo Mauri, me enseño todos los senderos que puedo hacer en Bolsón: me di cuenta de que hay vida después de la feria. Tanta vida, que creo que ese va a ser mi próximo destino. Le pregunté cómo llegar al hostel y me dijo "en la plaza te tomás la golondrina". Pensé para mis adentros "Ok, voy a viajar en ave", pero no, era un colectivo. Un poco avergonzado agregó "es un colectivo viejito y no tiene SUBE, le pagás al chofer directamente"
Con toda la info necesaria, me fui a esperar y mientras, apareció un chico que me  recordó a la tortuga Crash en Buscando a Nemo. Se acercó a mí vendiendo pan casero y se puso a hablar en un idioma extraño que en Buenos Aires no existe, de sus "hermanos universales" y cosas de ese estilo que en realidad no hicieron mas que disipar sus intenciones de venta y no entendí si quería venderme pan casero o tirarme las cartas. Como sea, el personaje se fue, y atrás suyo llegó mi plumífero transporte. Lo que me llamó la atención no es pagarle al chofer y que te den un boletito recortado (lo cual me llevo a mis 5 años cuando viajaba con mi mamá al centro de Ituzaingó, los colectivos tenían la parte de adelante salida par afuera y eran anaranjados, con un derecho de permanencia y admisión de $0,80), si no que todos los pasajeros que subían lo saludaban como todos los días. En Buenos Aires nunca le vi la cara a un chofer dos veces y si vi su cara, no era de alegría.
Me bajé en el medio de la nada, con gallinas por todos lados. Un instante el paisaje me hizo creer que me pasé y que en realidad estaba en General Rodríguez, pero el Piltri, me hizo saber que no. Caminé siguiendo el único camino, y llegué al lugar más lindo que visité. En la Casona de Odile, mis amigos cariocas ya me esperaban con mates y un slack line colgado de un árbol listo para pegarnos un par de porrazos. Lo bueno es que no estaban solos y conocí a Aldi, una simpatica "rasta" que estaba en mi misma sintonía de "entrega desapego disfrute" como lo llama Brunitus, y tres perros y dos gatas. No sé si les conté que en casa tengo un zoo privado, formado por mis hermanos menores: Pancha, Yuli, Chubaca y La Pochi para el equipo canino, Omara (Hija mía) y Maraya, para los felinos, y Carola, Zowi, Manu y Paca, representando a los reptiles. Mis nuevos amigos peludos subieron mi nivel de amor desinteresado en sangre y a los cinco minutos de llegar ya me estaba revocando en el piso con ellos, llena de pelos, hojas secas, barro y baba.

Cuando el sol bajó, ya adentro conocí a Antoine, un belga con barba de seis meses de viaje y Javi, que además de trabajar en el hostel, es pareja de Valeria, que es amiga de Ana, que es de mi escuelita. El circo los cría y ellos se amontonan. 

Miércoles 10
Me levanté temprano para volver a casa pero el próximo micro salía a las 11.15, así que de todos modos llegué tarde. No importó, me quede con Peligrosa, una de las gatas, dándonos amor a mas no poder en el jardín de invierno del hostel.
Javi tenía que ir al centro, así que se ofreció a llevarme a la terminal. 
Ya en el micro, disfruté las curvas, escribí poesías y saqué fotos. El trayecto a Bolsón en invierno es mágico. 
Llegué a casa, y otro día embolándome sola. Por suerte ya se termina porque viene Vir, una nueva compañera al hostel a quien voy a emborrachar de mates y charlas.

Domingo 14
Los domingos se me tornan deprimentes, día libre, y azarosamente siempre llueve. Los ultimos tres coincidieron con despedidas. Volví a odiarlos.
Tengo compañera de mates y salidas, y empiezo a extrañar lugares. Es raro no pasar por Brandsen, ni ir a la plaza del Vagón, no me acostumbro a comprar libros en Cultura y no en La Cueva de Castelar, mientras acaricio a la gata hiperobesa que te bloquea el camino. La Cruz por La Cucha, y Berlina, por Pompeya. Mitre, por Zufriategui y Pioneros por Ratti. 
Yo de acá no me voy, pero si vuelvo a Baires, eso no va a significar retomar nada. La vuelta a casa como parte del camino. A tomar envión de nuevo y volar.


PH: Coky Ferreyra
"Yo sé que la ciudad no es para mí 

Golpea la vida y hay que seguir
Volver 
El cóndor me ha visto volver "

Ahora espero la visita de Papá.


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