28 de septiembre o un día de miércoles 
Hay dìas en los cuales el aburrimiento parece superarse. Color tèrmino medio, grises como las cenizas que cayeron alla por 2011. Tardes en las que doy vueltas como un leòn enjaulado, porque el clima afuera esta feo y frìo, y adentro tambièn.
Dibujè toda la tarde usando dichos tonos y di mil vueltas antes de ir al supermercado. Bueno màs de mil, pero juntè valor y fui. Còmo si algo pudiese ser peor. 
Volvì a casa a leer. Si hay algo que nunca me saliò es leer por aburrimiento. No me entretiene leer. Sòlo puedo sumergirme cuando el hambre de respuestas me ataca, y me deja tirarme de lleno a ese mar de palabras, lago de respuestas, rìo de ideas que fluyen y fluyen hasta saciarme.
En eso estaba hasta que sonò el timbre, y un poco atontada, medio dormida, medio tildada, abrì. Era un chico flaquito preguntando por una habitaciòn. Me llevò varios segundos entender que esto es un hostel y que la gente viene a eso. Revise la disponibilidad, sin percatarme de que no era necesario porque el hostel estaba vacìo, y le dije que sì, sin estar del todo convencida de mi respuesta.
Me preguntò si podìa bajar al estacionamiento, y màs confundida que antes, tambièn asentì-
Y como gota que rebalso el vaso de mi desorientaciòn me pidio un enchufe. Ok,.. ya no entendìa nada. 
Dimos la vuelta a la casa buscando el bendito enchufe, y mientras, aproveche para indagar al sujeto x. Oriundo del Calafate, venìa desde Cordoba con su camioneta. Hacìa Circo, amaba a los perros, era vegetariano, y podrìa segui con mil coincidencias màs. Conocidos en comùn, no paramos de charlar hasta que lanzò una invitaciòn que para mì fue una bomba emocional:
- ¿Y si te venis conmigo al Calafate? Te digo en serio.

Pum. Explotó todo. El señor X se llama Nico, tiene ocho perros, y si... es del Calafate. Esa ciudad que me voló la cabeza (¿Voló literal vieron ese viento?) y que me hizo decir hace siete años "Si, definitivamente tengo que venir al sur".

La ciudad de los glaciares, los huemules y los chocolates de Ovejitas (ya que estamos si alguien de alla lee esto mandenme un par).

Mientras el hongo atómico se transformaba en un nudo en la garganta, todos cenaban. Lloré, temblé, dude e hice el bolso. Los bolsos. Junté todo, todo, todo mientras Nico dibujaba haces de luz swingueando llamas por ahí.

Yo tenía más fuego adentro mío. Jorge Drexler, en un rincón me cantaba "Tantos planes, tantos planes. Vueltos espuma. Tú por ejemplo.Tan a tiempo y tan inoportuna". Inoportuno, desubicado, insolente destino que me sacude fuerte.

Después de cenar, Nico, me enseñó a jugar al ajedrez, y me dio paz. 
Todos deberían cruzarse con algún Nico al menos una vez en la vida, si es el original, mejor. Terminamos la partida y me retiré a no dormir esperando que la mañana me aclare las ideas...

Abrí los ojos con los rayos de luz del jueves de ñoquis y decidí que no, que ahora no me iba a ir, que le iba a dar una pelea más al Nahuel Huapi. Qué difícil es separarme de este lago! Empiezo a pensar que si alguna leyenda patagónica habla de algun hechizo, yo seguramente soy la beneficiada.


Pero eso no terminó ahí: Mi "Me quedó acá" no fue el final de todo, el destino nos quería en la ruta. Mientras Nico se alistaba para recorrer el largo de la patagonia, con Vibur, armábamos el mate para cruzar otro límite geografico interprovincial y pisar Chubut (La provincia donde habitan los hombres milanesa según nuestra experiencia...) y la magia que reúne gente en la ruta actuó:

-Voy para Bolsón, si quieren las llevo.
Mate en mano, nos subimos y arrancamos viaje hacia el sur, sin saber que ese "las levo" se transformaría en el mejor de los días favoritos (como dice Paulix). Intercambiando ideas, historias y enegía, llegamos a Bolsón, donde dimos algunas vueltas para encarar para Lago Puelo. 
Al cruzarde Rio Negro a Chubut, Nico nos propuso ir hasta El Hoyo a ver la Cascada Corbata Blanca. Caminos con pendientes si los hay pero valen la pena. Descansamos en el Mirador del Hoyo, donde anoté un lugar más que me llena el alma, me apasionan esos miradores donde se ve todo. Ya bronceados y enérgicos seguimos camino hasta la casacada. Un lugar hermoso donde le buscamos formas a las piedras, hicimos ruido con instrumentos que sonaban al ritmo del arcoiris que la bruma dibujaba sobre el agua. Esos momentos en los que decís "No puedo pedir más" y sin pedirlo, nuestro conductor designado terminó uniéndose a la miniaventura.
- No te queremos complicar.
- Yo me la complico solo - Respondió sonriente.
Disfrutamos de un atardecer en Lago Puelo, caminata por el bosque guiados por los típicos perros de playa y al terminarse el agua para el mate, vimos bajar el sol en la ruta hacia Bolsón donde muy a nuestro pesar, nos despedimos. Nos abrazamos como sin ganas de soltarnos, con ganas de ruta, ruta y más ruta. De seguir viaje y no parar. Pero esta vez humanamente decidí quedarme. Nos debemos kilómetros mi calafateño querido, ese viaje en algún lado del universo, ya empezó.


Los hermanos sean unidos 

El invierno terminó, se llevo la nieve de las cimas y muchos de mis miedos. Pero también se lleva a quienes vinieron acá a sólo hacer temporada. 
Despedidas una vez más. La conciencia de que cada ser humano es único e irreemplazable. De que hay que querer con todo porque uno no sabe cuándo va a volver a ver a esa persona. El mundo es tan gande. Una vez leí una frase que dice "El amor no se mide por el tiempo que dura si no por las huellas que deja".

Extrañar se volvió un sentimiento cotidiano algo que en Buenos Aires no me pasaba, no era consciente del tiempo que estaba con alguien o si no nos encontrábamos por unos días ni registraba ausencias. Ahora aprendí a respetar los caminos, a dejar ir, sabiendo que la huella siempre queda. A vivir cada segundo intensamente para empaparme de quien me acompañe.


I´m on my way to heaven.
Navegando en internet llegue a otro blog de viajes, Magia en el camino, que me bombardeó con la pregunta: "¿Te vas a dormir cada día con algo para recordar?".
Vivía en Buenos Aires con una rutina cien por ciento olvidable. Un rutina que no está hecha para mí, ni yo para ella. Una vida monotona que no quería, ni quiero. Llegando a la hora de acostarme con ganas de no pensar, de no repasar el día y sientiendo "¿Otra vez me tengo que levantar para ir a trabajar?". Viendo día tras día esta vida ficticia pasar, robándome mi tiempo, mis ganas de otra cosa. Ahora a la distancia no entiendo cómo sobreviví a esa rutina agónica. Me voy a dormir cada noche con un paisaje nuevo. Con una miniaventura. Habiéndome tomado el colectivo equivocado y terminando en la mejor playa que conocí jamás a orillas del Lago Moreno. Quiero irme de este mundo sabiendo que viví. Preguntate a vos mismo si estás viviendo la vida como querés vivirla. Preguntate si tiene sentido ir a trabajar hoy. Estamos siempre lamentando los lunes, esperando el viernes y emborrachandonos el fin de semana para olvidarnos y nos estamos olvidando de vivir. De sentir. De tener historias que contar. De tener aventuras. De ver el mundo.
Aprendí a hacerme cada vez menos problema porque el tiempo pone todo en su lugar. Aprendí que es real que lo que das vuelve. Ser feliz es más facil de lo que realmente pensamos. Tener un poco de empatía por el otro. Sentir que hay un otro al rededor.
Me desconozco. No soy la chica que dejó Buenos Aires y mucho menos la de hace un año atrás, o dos. Soy lo más parecido a lo que era de chica. Estoy volviendo a ser una nena, a sentir curiosidad por todo, ganas de probar todo, a decir que si, ganas de jugar, de ensuciarme, de que se me rompa la ropa y de vivir despeinada en una playa ventosa. Ganas de acariciar a todos los perros que se me cruzan. Y ahora que le agarré el gustito, a hacer dedo y subirme a todos los transportes. Me picó el bichito de la ruta, y que contagia una enfermedad incurable llamada "ganas de mundo" y el sintoma mas común es querer hacer dedo y que el destino te lleve. Es mágico saber que cada vez que te subís a un auto no para una persona, para una historia que tiene que ser contada. 

De nuevo la pregunta: ¿Te vas a dormir cada día con algo para recordar?

¿Con algo digno de ser recordado?

Hace un año atrás tenía ganas de no estar en este mundo porque si la vida era así no la quería. Pero me llevó tiempo entender que, como dice Facundo Cabral, no estaba deprimida, estaba distraida.


"Distraído de la vida que te puebla, tienes corazón, 
cerebro alma y espíritu... ¿Entonces cómo puedes 
sentirte pobre y desdichado? 
Distraído de la vida que te rodea, delfines, 
bosques, mares, montañas, ríos."

A vos que llegaste leyendo hasta acá con un sueño anudado en la garganta te digo: HACELO. El momento es ahora.

Bariloche es chico, la temporada es baja, y estaría conociendo a todos. Así es como por medio del amigo de hermano de un amigo del amigo del hermano de un amigo, llegó a mí una miniserie filmada acá, toda, acá por gente de acá y quiero compartirla con ustedes para que puedan reirse un rato, bancar un proyecto hecho sólo con ganas e imaginación, y además para que conozcan los rincones que me toca vivir.
Se llama "Leñadores", son ocho capítulos de aproximadamente diez minutos cada uno. Dale haceme caso. 
Link al primer capítulo
Diario de Rio Negro
ANBariloche



Como siempre, si te gusta lo que lees 
compartí, compartí, compartí 
y no dudes en escribirme y 
contarme tu historia que está buenisimo.

Comentarios

Entradas populares